Una de las fórmulas narrativas más breves y efectivas son los cuentos orientales, especialmente los que se encuadran en la tradición espiritual china e india, por su economía de medios y su forma de llegar a comprensiones sutiles y profundas superando la barrera que supone el lenguaje cotidiano, cuyas palabras nos limitan.
Este tipo de relato corto presenta múltiples variantes, pero hay dos especialmente frecuentes, que son formas de mostrar la enseñanza que transmite el sabio o el prudente sobre el camino que hay que seguir o sobre la interpretación de algo trascendente.La primera de estas formas es la pregunta directa al maestro, quien dará una respuesta, sorprendente a veces, pero que invita siempre a la reflexión y que es muestra de su sabiduría.
Algunas de esas historias de larga tradición son muy pertinentes para comunicar conceptos, valores, principios o ideales. Un brevísimo cuento especialmente adecuado para comentar qué es la gestión del conocimiento procede de la milenaria literatura oral china:
-“¿Cómo cree mi maestro que es el infierno?”
-“El infierno es una gran montaña de arroz humeante y aromático. En torno a ella hay multitud de hombres y mujeres que tienen los brazos muy cortos y unos palillos demasiado largos para poder llevarse la comida a la boca”.
- “¿Y cómo será entonces el cielo?, maestro”
- “El cielo es una gran montaña de arroz humeante y aromático. En torno a ella hay multitud de hombres y mujeres que tienen los brazos muy cortos y unos palillos demasiado largos, pero han comprendido que para alimentarse tienen que usar los palillos para darse de comer los unos a los otros”.
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